El suelo pélvico no es solo cosa de mujeres

El suelo pélvico no es solo cosa de mujeres

Cuando pensamos en el concepto de suelo pélvico, inevitablemente lo relacionamos con mujeres, el parto y la incontinencia urinaria.

Pero… ¿Realmente se limita solo a eso? Por supuesto que no. El suelo pélvico atañe a todas las mujeres, incluidas las que no han dado a luz ni tienen incontinencia urinaria. Y, para sorpresa de muchos, concierne también a los hombres.

Sí: los hombres también tienen suelo pélvico. Se trata de una pared hecha de músculo recubierta por una membrana, que sostiene la vejiga y la próstata, y de donde salen conductos como la uretra o el recto.

¿Cuáles son las funciones del suelo pélvico masculino?

1.  Sujeción de los órganos pélvicos: Sujetar la vejiga, la uretra y el recto es la función esencial del suelo pélvico. Es importante que esta sujeción se de en la posición adecuada, ya de que ello depende el correcto funcionamiento de los órganos pélvicos.

2. Continencia urinaria y fecal. La continencia urinaria está directamente relacionada con el esfínter uretral, así como la fecal depende, entre otras cosas, del esfínter anal. Si tenemos en cuenta que ambos esfínteres se encuentran dentro de las estructuras del suelo pélvico, entenderemos por qué su buen estado es de vital importancia.

3.  Sexual: El rol del suelo pélvico destaca dentro de la sexualidad del varón por su intervención en el orgasmo y la eyaculación.

Una vez sabemos que tenemos suelo pélvico… ¿Qué?

Tenemos que tener en cuenta que el suelo pélvico es una zona de del cuerpo que se debilita y puede ocasionar problemas de próstata, incontinencia urinaria (IU) y erección. Y eso se nota, sobre todo, a partir de los 30 años, cuando la parte central de la próstata se agranda. Eso puede obstruir la uretra y dificultar la micción.

Hay estudios que aseguran que la mitad de la población masculina a partir de los 50 años tendrá algún problema de relacionado con la próstata. Sin embargo, dichos estudios también demuestran que la mayoría se pueden tratar y se pueden solventar sin necesidad de operación.

Más vale prevenir que curar

Prevenir el deterioro del suelo pélvico pasa por llevar unos hábitos de vida saludables: combatir la obesidad y el estreñimiento (realizar esfuerzos al defecar de forma repetida y mantenida en el tiempo puede debilitar la musculatura), así como realizar ejercicio físico y sexual de forma regular.

 

Por lo que respecta al ejercicio físico, se recomienda que los hombres a partir de los 30 años empiecen a reforzar esta zona a través de:

  • Ejercicios de pilates para fortalecer el suelo pélvico. De ese modo, aunque la próstata se agrande, se puede impedir que obstruya la uretra.
  • Ejercicios Kegel. Estos ejercicios fortalecen los músculos que controlan la vejiga y evitan que el esfínter urinario deje que la orina se escape.
  • Ejercicios hipopresivos, realizados en apnea y enfocados a tonificar la faja abdominal y el suelo pélvico.

Está demostrado que la forma más eficiente de trabajar el suelo pélvico es combinando los tres tipos de ejercicios explicados más arriba, ya que debe haber una buena interrelación entre activación de:

  • suelo pélvico: kegel y hipopresivos
  • abdominales: hipopresivos y pilates
  • erectores de la columna: hipopresivos y pilates

Al realizar estos ejercicios no solo estaremos activando el suelo pélvico, sino que, además, obtendremos otros beneficios:

• Conocerte más y mejor, lo que te servirá para sacarle más partido a tu cuerpo

• Aumentar tu bienestar físico y emocional

• Mejorar tus erecciones

• Controlar la eyaculación

• Prevenir la prostatitis

Tratamiento de patologías

Todo el trabajo preventivo descrito más arriba sirve también como tratamiento. Será interesante trabajar el suelo pélvico después de:

  • Cirugías para extirpación tumoral: Intervenciones como la cirugía radical rectal o prostática pueden originar disfunción vesical, esfinteriana y del tono muscular pélvico.
  • Radioterapia pélvica: Constituye otro “factor de riesgo” que puede terminar en incontinencia, disfunción vesical, rectal, muscular o dolor.
  • Enfermedades neurológicas: Tal y como sucede con la esclerosis múltiple, lesiones medulares, polineuropatías y “en general todas las que cursen con afectación muscular pueden alterar el funcionamiento del suelo pélvico masculino”.
  • Trastornos infecciosos crónicos de la próstata o uretra: Estos causan síntomas heterogéneos y “a veces” pueden dar lugar a una alteración crónica del suelo pélvico, que implique aumento de tono muscular y dolor pélvico.

¡Cuidado con el “Stop pipi”!

Durante años, muchos terapeutas recomendaron ejercitar el suelo pélvico creando una contracción muscular de esa zona durante la micción para detener el flujo de orina, conocido como “stop pipi”. Pero, ya hace un tiempo, se vio que este método no solamente no ayuda a fortalecer los músculos perineales, sino que favorece la aparición de infecciones de orina (al dificultar un vaciado completo de la vejiga), y nos predispone a una disinergia vésico-esfinteriana o lo que es lo mismo: un fallo de coordinación entre la vejiga y la uretra.

Tened en cuenta que el “stop pipi” sí puede realizarse como un test para saber el estado del suelo pélvico, pero no como un tratamiento. En cualquier, caso siempre será mejor ser aconsejados y orientados por el fisioterapeuta.